No siempre es bonito.

     Llevo tiempo queriendo escribir esta entrada aún a sabiendas de que no me iba a resultar fácil abrirme tanto, pero no quería hacerlo hasta que me volviera a ver bien. Porque además, ni siquiera yo tenía claro que volvería a ver la luz. Siento que no estoy al 100%, pero empiezo a asomar la cabeza. Casi nadie te habla de eso, vivimos en un mundo invadido por las redes sociales, en el que parece que tenemos que esforzarnos en dar buena cara al mundo y de hacer parecer que nuestra vida es maravillosa, que salimos a entrenar con una sonrisa de oreja a oreja, haga frío, llueva o truene y de que conseguimos todos los retos que nos proponemos. Es más, parece que ni sudamos al correr. Reconozco que a mi me pasa, me gusta que la gente vea todo lo bueno que me da el correr. Pero la realidad no siempre es así.

     En mi caso llevo desde noviembre floja. Se me han juntado muchas cosas, y aunque me esforzaba por tener una actitud positiva, ciertos asuntos hacían que en el fondo tuviera un sentimiento amargo. Resumiendo mucho: bonitos proyectos personales eran enturbiados por personas que ni siquiera tienen que ver.  Lo cierto es que me concentraba tanto por no dejarme llevar por el enfado, la rabia y la desesperación que no me quedaban energías para mucho más, mucho menos para ponerme las zapatillas y salir al frío y a la noche.

     Pero no era solo eso. IronFEMME es un proyecto muy importante, y al que mucha gente le está dedicando mucho esfuerzo y llegué a pensar que yo no daba la talla. Conocí a algunas de las chicas que eran voluntarias igual que yo y me dejaron con la boca abierta. Allí hay auténticas supercracks. Yo intentaba que ellas fueran una inspiración para mí, una demostración de hasta dónde podría llegar yo si me esforzaba, y lo único que conseguía era sentirme cada vez más pequeña. Aunque ya era consciente de ello, se reafirmaba el hecho de que no tengo ni idea de nada, que pese a que me encanta leer al respecto, informarme y preguntar a todo el mundo, al lado de esas chicas yo solo me dedicaba a dar vueltas al parque a paso rápido. Ni idea de nutrición, ni de técnica de carrera, ni de planes de entrenamiento… ¡ni siquiera hacía las series un poquito bien! Sentí que sólo estaba dando palos de ciego y que lo único que iba a conseguir era lesionarme. Que todos los grandes retos iban a ser cabezazos contra la pared. Y lo que es peor, que el trabajo que me estaba dedicando el equipo de IronFEMME no les serviría de nada.

     Un montón de pensamientos negativos, ya veis. Laura, de Pronaf, nos esbozó en su charla que la psicología es una parte tremendamente importante en el deporte. De todos modos, no necesitaba ninguna charla de psicología para saber que yo no iba por el buen camino. Víctor acabó desesperado conmigo, porque para salir a entrenar me tenía que sacar a rastras y veía que yo no disfrutaba nada y no sabía qué hacer. Al final, todos los entrenamientos eran un disgusto, y él llevaba esa carga solo, porque nadie más sabía lo que pasaba.

     Al final no sé muy bien cómo estoy saliendo, aunque seguro que ayuda que esa «situación» personal se haya desbloqueado y de que haya tomado decisiones vitales que me gustan. He vuelto al gimnasio después de muchísimo tiempo y estoy intentando que sea una herramienta para mejorar en el running. También he conseguido que Víctor venga a la piscina conmigo a pesar de lo poco que le gusta. Estoy buscando la rutina de lunes a viernes en la que cada día haya algo de deporte, ahora que tengo tiempo quiero disciplinarme para que cuando no lo tenga (y espero que eso suceda más pronto que tarde), ya sea un hábito tan fuerte que me duela no hacer deporte. Y por supuesto estoy trabajando la cabeza, pues es lo que más me ha fallado estos dos meses. Me he planteado un objetivo bien grande para septiembre y estoy orientando todas las armas de las que disponía, y las nuevas que he incorporado a cumplirlo. Me ayuda mucho que ahora entrenar no sea solo correr, el gimnasio es una novedad (igual que las agujetas que conlleva), la pista de atletismo que podemos usar ahora es una facilidad y la piscina es mi golosina (¡adoro el agua!). Además, las chicas de IronFEMME jamás han dejado de tratarme con un inmenso cariño, así que, aunque no sé si con mi nivel lo que yo hago les resultará útil, si sé que lo daré todo hasta el final y que voy a hacer todo lo posible por aprender lo más que pueda de todas ellas.

     Esta semana hicimos la prueba y salimos a correr después de que yo llevara parada una semana por un resfriado/gripazo/loquefueraesebicho. Rezongué un poco, porque hacía muchísimo viento, era de noche y yo tenía agujetas y mocos. Pero al final cayeron 9km. Eso no es lo más importante, porque durante estos meses había sido perfectamente capaz de correr esa distancia. Lo que de verdad es importante es que me volví a encontrar a mi misma, y a pesar de que sufrí de lo lindo con mis mocos, pude volver a disfrutar de correr y miro con ganas la siguiente salida a entrenar. ¿Y sabéis qué? Que haberme desbloqueado en el deporte me está ayudando a afrontar con una actitud más positiva el resto del día a día.

     Y eso sí que es bonito.

     ¡Gracias por leerme!

4 comentarios en “No siempre es bonito.

    • Muchas gracias! Creo que has dado en la clave, tengo que dejar de compararme a los demás, porque siempre encuentro el punto en el que salgo perdiendo. Lo que hay que hacer con los demás es aprender todo lo que se pueda!

      Me gusta

  1. Anónimo dijo:

    La vida es como una montaña rusa, unas veces estas en lo más alto y otros en el punto más bajo. Lo importantenes no pararse, seguir trabajando y luchando por aquello que uno quiere. No me cabe la menor duda que tu puedes conseguir linaje tenpropongas. Ánimo luchadora

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario